De acuerdo con una antigua leyenda islámica, un ángel se encontraba llorando a las puertas del Paraíso, del que Dios le había expulsado porque el ángel amaba a una mujer mortal. Sólo sería perdonado si plantaba la flor de Nomeolvides por todo el mundo. Cuando el ángel le contó a su enamorada esta tarea tan difícil de cumplir, ella prometió ayudarlo. Tanto amor y sacrificio conmovieron a Alá, que otorgó la inmortalidad a la mujer y abrió las puertas del Paraíso a los amantes.

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Desde entonces, la Nomeolvides simboliza el amor sincero, el amor puro, aquel que sólo aparece una vez en la vida dejando una marca especial. Así como este amor se esconde detrás del más profundo silencio, esta pequeña y hermosa flor siempre crece en lugares ocultos, simbolizando así, aquel amor verdadero que tímidamente aguarda tal vez alguna respuesta.